Nicaragua dejó una huella en el Clásico Mundial

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Nicaragua se fue sin victorias en el Clásico Mundial de Béisbol, pero dejaron buenas impresiones e historias especiales para contar.

Erasmo Ramírez - Nicaragua.

MIAMI, FL: Erasmo Ramírez se saluda con Sandor Guido, manager de Nicaragua, tras completar su actuación del juego del martes ante Venezuela. loanDepot park, Miami, FL. Foto: Sam Navarro - USA Today.

Por Mari Montes / @porlagoma.- Miami, Florida. Nicaragua no pudo conseguir una victoria en esta primera participación en el Clásico Mundial de Beisbol. Les tocó este grupo tan difícil, con República Dominicana, Puerto Rico, Israel y Venezuela. No les alcanzó la buena pelota que jugaron, para ganar algún encuentro, pero se llevan mucho más.

La experiencia de haber enfrentado jugadores que destacan en las Grandes Ligas, ese roce que para la mayoría de esos jugadores significó crecimiento, la satisfacción de haberlo hecho lo mejor que pudieron, con sus recursos. Eso que se llama “pundonor” fue lo que demostraron los nicaragüenses en esta edición del Clásico. Merecieron cada aplauso que se llevaron de parte de la afición que vino a apoyarlos, y también de los venezolanos que se unieron al reconocimiento.

Cuando cayó el último out, los jugadores de Venezuela celebraron en el campo, mientras, frente a su dugout y su público, los nicaragüenses se juntaron a saludar, portando su bandera.

Una vez terminado el saludo entre los venezolanos, ambos equipos, recordándonos una escena de beisbol menor, estrecharon sus manos y se dieron uno que otro abrazo, un momento precioso que tuvimos el privilegio de presenciar.

En la rueda de prensa posterior al juego, Sandor Guido, el manager de la selección, no estaba afligido a pesar de la derrota. Tiene muchos más motivos para estar satisfecho. Ante la pregunta de qué se lleva de estos días, y cómo se sintió ese saludo final, dijo: “Nosotros nos llevamos una gran experiencia en este torneo, increíble lo que vivimos, lo que jugamos, contra quienes jugamos y con la calidad de los equipos a los que enfrentamos, creo que a pesar de los resultados negativos, hicimos un buen trabajo, no fuimos un rival tan fácil como se pensaba, por ser nuestra primera vez, nos llevamos enseñanzas, aprendizajes, mejores conocimientos; vamos a seguir trabajando más fuerte, en el nombre de Dios, que nos dé la oportunidad de seguir trabajando como dirigente. Aprendimos bastante de estas lecciones que nos dieron, porque es un torneo de mucho nivel para estar aquí.»

Del saludo con Venezuela, Venezuela y Nicaragua somos países hermanos. Fue algo, de parte de ellos, muy grandioso para nosotros, no habíamos tenido la oportunidad de saludar a ningún equipo de esta manera”.

Para el manager de Venezuela, Omar López, el saludo a la selección de Nicaragua, destacó que es la primera vez que participan en este torneo: “Los peloteros, durante el juego, me manifestaron que habían buscado la manera con otros equipos de hacer ese saludo al final. Estamos en una fraternidad, eso es hermandad; es primera vez que Nicaragua está en un Clásico Mundial y déjenme decirles que dejaron una buena impresión. Quizás la falta de experiencia en el nivel en el que estamos, es lo que les puede haber fallado, pero si siguen desarrollando peloteros, les aseguro que van a tener un equipo mucho mejor, más competitivo, van a tener más jugadores. Cuando me manifestaron lo del saludo, yo dije ‘¡Vamos a hacerlo!’, porque es nuestro gentilicio, nuestra cultura, y la de ellos también”.

Grandes momentos vivieron los nicaragüenses en la Pequeña Habana, se llevan la experiencia y dejan un buen sabor del beisbol que dieron.

Resalta la historia de Duque Hebbert, el lanzador que enfrentó a República Dominicana el final del juego y que ponchó a Juan Soto, Julio Rodríguez y José Devers. Fue el nombre que entró de último en el roster, estaba para él. Luego del encuentro, los Tigres de Detroit lo firmaron con contrato de liga menor. Tiene 21 años y el futuro en sus manos. literalmente.

Al terminar el encuentro de los periodistas con el dirigente nicaragüense, ocurrió algo inédito, extrañísimo, inusual, aplaudimos a Sandor Guido, y lo hicimos, porque sencillamente, se los ganó.

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