Las pelotas y su preparación para cada juego
Antes de cada juego, cerca de un centenar de pelotas son preparadas mediante un protocolo. Es un proceso mágico que describimos en El Extrabase.

Pelotas de Béisbol de Grandes Ligas. Crédito: Joshua Gunter / Cleveland.com
Por Mari Montes / @porlagoma
Las pelotas que se van a usar en un juego de GL (también en las menores), son previamente preparadas. Suelen ser los catchers de bullpen y también los empleados del clubhouse, quienes se encargan de untarlas con fango extraído del Río Delaware.
“Ensuciarlas” con ese barro, es necesario para quitarle brillo al cuero blanco, para opacarlas.
El reglamento oficial de MLB dice que cada pelota debe: “frotarse adecuadamente para quitar el brillo”.
En los años 30’s, se usaba “jugo” de tabaco, betún para pulir zapatos, arena de los terrenos mezclada con agua y fórmulas parecidas, pero quedaban muy oscuras o más blandas de lo deseado, lo que las dejaba casi estado de “bola ensalivada”.
Aquí entra en la historia el nombre de un ex jugador, Russell “Lena” Blackburne. Si buscan sus números, encontrarán que jugó entre 1910 y 1927 para los Medias Blancas de Chicago, Rojos de Cincinnatti, los Bravos de Boston y Phillies de Filadelfia.

Un pelotero de números intrascendentes, con un hallazgo que llegó a Cooperstown.
No fue el mejor descifrando los pitcheos de los lanzadores, pero descubrió un gran secreto: el fango del Río Delaware.
A Blackburne se le ocurrió la idea de buscar una sustancia para opacar las pelotas sin ablandarlas, cuando escuchó a un árbitro quejarse del asunto.
Cuando era niño, Blackburne había descubierto ese barro especial mientras caminaba en Pennsauken Creek, un brazo del río Delaware, cerca de su casa en el sur de New Jersey.
¿Qué tiene ese fango? Es un secreto que hace tiempo se conoce como “Lena Blackburne Rubbing Mud”, la marca que ha pasado por varias generaciones desde 1938.
Según el sitio web del Salón de la Fama Cooperstown: “En 1982, un análisis científico del lodo, realizado a petición del New York Times, encontró que más del 90 por ciento era cuarzo finamente molido, probablemente triturado por el hielo que cubrió New Jersey durante el Pleistoceno hace más de 10.000 años.”
Este barro llega a todos los estadios, todos los equipos preparan las pelotas con él.
Antes de cada juego, las esféricas deben ser chequeadas por los umpires.
Ellos tienen una especie de tabla de colores, son revisadas para que tengan el color y texturas adecuadas.
Una vez que pasan por ese chequeo, un oficial de MLB, a la vista de todos, las traslada desde el cuarto de los umpires hasta el terreno, para entregarlas al equipo home club, que se encarga de suministrar las pelotas con las que se va a jugar.

Así queda garantizado que las pelotas cumplen con el reglamento.
Play ball!
Referencias: